jueves, 6 de abril de 2017

CUEVA DE LOS TAYOS COANGOS-NANKUPAS MÁS QUE UNA CUEVA
Chimenea, más conocido como el altar.
En el oriente ecuatoriano en la  provincia de Morona Santiago, alfombrado por la cordillera del cóndor, se encuentra una de las zonas kársticas con gran potencial para el desarrollo de un mundo subterráneo. Dentro de este ambiente húmedo y selvático se encuentra una de las cuevas con gran prestigio y trascendencia histórica, llena de leyendas y mitos, la “cueva de los tayos”. Para muchos desconocida, para otros codiciada, y es que no es para menos, ya que esta cueva representa un modelo de conquista personal, en vista de que el porcentaje de individuos que la han visitado es relativa y exageradamente mínima a una población que rinde cuentas a la cotidianidad.
Impulsados por grandes personajes que se han vuelto legendarios a nivel nacional y mundial, la gente se aventura a trascender en lo desconocido, aquí destaca un gran personaje de la historia mundial, Neil Armstrong, el primer astronauta y hombre en pisar la luna, quién hizo una comparación entre estar en la luna y la cueva de los tayos, sus palabras sencillamente fueron que no existe algo similar a estar en una cueva que en la luna, la cueva es un universo muy distinto, lleno de vida, por tanto excitante para el hombre.

Pero ¿Qué es lo que hace famosa a esta cueva?
Anochecer desde la superficie de la cueva. 
En mi opinión diría que aparte de los tantos mitos y leyendas que se han generado en base a su existencia, como; la presencia de duendecillos con pies gigantes, su mismo origen debido a los extraterrestres, el hogar de una civilización antigua y supuestamente la primera del mundo que dejaron sus vestigios como placas metálicas en su interior más info; https://www.bibliotecapleyades.net/arqueologia/cueva_tayos10.htm, o la historia más frecuentada sobre el Sunki (diosa del agua), o la misma belleza que crea en su interior esta cueva, como estalagmitas, estalactitas y todos los espeleotecmas que se pueden formar, a su vez sus múltiples laberintos llenos de galerías y causes con formaciones acuáticas. A más de todo esto se sumaría lo más importante, la experiencia, la vivencia, lo que te llena de humanidad y te forma como una persona altruista. Todo ese conjunto de pasos decididos a dar desde la aproximación hasta el retorno de esta magnífica cueva, se transforman y quedan impregnados como únicos y bellos recuerdos.
Un breve recuerdo cuando salía de la cueva de los tayos. Imagínese caminar en la noche, cuando la luna se impone en el cielo, en un lugar remoto donde no existe el sofocante y molesto ruido de la ciudad ni sus imponentes iluminadores de caminos antropológicos, sino lo contrario una vegetación con un verde intenso a sus alrededores llenos de pastizales tiernos, y en medio un sendero en el cuál no hacía falta encender la más mínima luz para poder distinguirlo, para caminar no había que sortear los pasos debido a esa gran fuente de luz nocturna interminable, la luna, el recorrido duró lo suficiente para no olvidar esa maravilla, hasta que dimos en una cima con una planicie, y en sus márgenes yacían unos shabonos que ascendían con jerarquía, en el centro un patio de tierra donde se hacía de helipuerto.
Shabonos de los habitantes shuar cerca a la cueva
Una vez ahí me dispuse a observar a mí alrededor y lo que vi fue magnífico, una hilera de cordilleras que recorría de manera incansable, llena de vida, que quizá tuve suerte de ver tan hermoso paisaje, o quizá la naturaleza presumía de su elegancia. En ese paradisíaco lugar pasamos la noche comimos dentro del shabono, donde dormían los indígenas de esa comunidad, sus camas se disponían una encima de otra a manera de literas. Antes de dormir un refrescante baño con agua de la colina que era conducido a través de una manguera hacia un pantano con árboles imponentes y únicos de la zona donde la música de los muchos animales que habitan en ese lugar no podía faltar.

Conseguir estas experiencias te hacen ver el mundo de una manera diferente, en sí todo este conjunto del viaje te cambia la vida, y no es para menos viniendo de un destino famoso. La cueva de los tayos no es solo un cueva de visita, es un viaje de experimentación y de absorción de ricas experiencias que quedan plasmados en nuestra vida.



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